Mi pareja me dedicó estas palabras el domingo: Estoy feliz de verte tan llena de energía positiva. Esos ojos llenos de luz y esa carita de “flipando”..
Yo también me siento “rara”. Las emociones van y vienen, algunas se desvanecen, otras se implantan en lo más profundo de mi ser, como lo hace un cigoto en la pared uterina, dejándose envolver por el endometrio para ir creciendo y poco a poco dar lugar a ese ser único que realmente soy, que siempre ha sido..
Como madre no puedo evitar pensar en el trauma de nacimiento que acompañará a mis hijos toda su vida, pero no desde la culpa, ni el dolor, sino desde la entrega, la rendición, ahora me doy cuenta de que nada de lo que haga o deje de hacer va a cambiar eso, no se trata de “actuar”, sino de SER…Ya jamás seré esposa, amante, madre, hija, amiga…, sólo YO, aquí, ahora. Soy una dentro de mi todo y todo en mí misma, mi cuerpo y mi alma se han reconciliado, jamás fueron enemigos…
Ahora sé quién soy, porqué siento lo que siento, empatizo conmigo misma y sólo así puedo empatizar con mis hijos, con mi pareja, con todas las estrellas del firmamento…pues eso somos, estrellas, luz, energía, hacedoras de vida, caminantes del universo, DIOSAS…
Yo, María Isabel, me rindo, me entrego, renazco….
Os quiero a todas, os doy las gracias por dejarme compartir vuestras emociones, por dejarme acompañaros en vuestro viaje y por acompañarme en el mío…